martes, 31 de enero de 2012

Una década con el euro: la cesta de la compra sube un 48% y el sueldo, un 14%

El 1 de enero se cumplen diez años de la implantación del euro en España y la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha denunciado el incremento de precios que ha provocado la moneda común a lo largo de sus años de vida. Según sus cálculos, la cesta de la compra ha pasado de costar una media de 765.378 pesetas al año (unos 4.600 euros) a costar unos 6.800 euros, un 48% más. Mientras, el salario medio solo ha crecido un 14%.
"Tomarse una cerveza, ir al cine o comprar una casa, todo resulta más caro con una moneda que nos metió de lleno en Europa a cambio de rascarnos el bolsillo", señala la OCU, que asegura que el pan cuesta ahora un 81% más que en 2001, mientras que los huevos se han encarecido en un 114%; la leche, un 48%; el arroz, un 45% y aceite de oliva, un 33%, entre otras cosas.
Según la OCU, es el momento de "hacer cuentas", ya que ni la Unión Europea ni la moneda única viven sus mejores momentos, con una de las peores crisis económicas y demasiados rumores hablando del retorno a pesetas, marcos, francos o liras.
Vivienda y transportes
En materia de vivienda, el metro cuadrado de las casas de segunda mano ha pasado de costar 328.923 pesetas en Madrid en 2001 (1.973 euros) a costar 3.507 euros, un 78% más, según Idealista. El metro cuadrado de la vivienda nueva, según la Sociedad de Tasación, se ha encarecido un 66%, hasta los 2.419 euros. 

Los transportes, por su parte, también se han encarecido estos años. En concreto, el tren es ahora un 45% más caro que en 2002, mientras que el autobús cuesta de media un 48% más y el transporte urbano, un 58%. Los combustibles, además, cuestan hoy un 82% más que antes del euro.
De hecho, la tecnología es lo único que ha bajado, ya que los televisores, las cadenas de música y los lectores DVD hoy cuestan un 62% menos de lo que costaban en tiempos de la peseta. Las videocámaras y las grabadoras DVD son un 6% más baratos, mientras que las cámaras de fotos cuestan un 72% menos y los electrodomésticos, un 4% menos.
En este contexto, los salarios, según el INE, sólo han crecido un 14%, ya que en 2002 el salario medio era de 19.802 euros brutos al año y en 2009 (última encuesta publicada) se situaba en 22.511 euros.
Según la OCU, muchos salarios se revisan en función del Índice de Precios de Consumo (IPC), aunque la variación acumulada de esta tasa entre 2002 y 2011 no ha superado el 32%, por lo que no refleja la subida generalizada de precios desde la llegada del euro.
"Los españoles llenan sus bolsillos con salarios que se han quedado desfasados respecto a estas subidas, pero también respecto al propio IPC", denuncia OCU, tras recordar que si el salario medio hubiese crecido lo mismo que el IPC, en 2009 debería haber sido 3.600 euros brutos anuales más alto.

viernes, 23 de diciembre de 2011

¿Cuál es el problema de la deuda española?


En el año 2008, la deuda pública española estaba considerada como una de las más seguras del mundo con una calificación triple A y un diferencial respecto a la deuda alemana de apenas 25 pb, desde entonces el país ha sufrido varias rebajas en su calificación, hasta la actual AA- con perspectiva negativa –calificación de S&P- y su prima de riesgo se ha disparado hasta superar los 400 pb.
El mercado no confía en la solvencia de España, a pesar de que el endeudamiento público es muy inferior al resto de Europa -un 60% del PIB mientras que países como Alemania o Francia están niveles muy superiores al nuestro, un 83% y  un 81% respectivamente-, la base de esta desconfianza parece asentarse sobre cuatro razones:
La primera y más importante es el volumen total de deuda del país (355% del PIB) -la suma de pública más privada-, que sitúa a España como la cuarta economía más endeudada del mundo, por detrás de Japón (456%), Portugal (366%) y Bélgica (356%). La pregunta que surge inmediatamente es, ¿porque afecta el endeudamiento privado a la deuda pública? La respuesta se ilustra mediante un ejemplo de lo que yo denomino el circulo virtuoso de la nacionalización de las deudas:
-Los ciudadanos nos endeudamos con las instituciones financieras (deuda privada de hogares), solicitando hipotecas o préstamos para la compra de bienes -coches- o servicios –vacaciones-
-En época de crisis el desempleo empieza a afectar a las familias, lo que produce una bajada de ingresos que les impide asumir el pago de sus deudas, a continuación las entidades financieras acreedoras ejecutarán las garantías de los préstamos impagados, lo que únicamente cubrirá una parte de la deuda, teniendo que asumir el resto de las perdidas los fondos propios del banco o caja (Conversión de deuda privada de hogares a deuda de instituciones financieras)
-Ante el crecimiento de la morosidad, el core capital de las entidades cae por debajo del mínimo legal y la institución financiera tiene que ser rescatada con dinero público,  el FROB, o bien ser liquidada. En caso de ser liquidada los activos no cubrirán el 100% de los depósitos –en una liquidación el precio de venta de los activos de una empresa raramente supera el 50% de su valor en libros- teniendo que cubrir el estado la diferencia hasta un máximo de 100.000 € por cliente y entidad financiera (Conversión de deuda de instituciones financieras a deuda pública)
La segunda razón por la que el mercado desconfía de nuestra deuda es la alta tasa de paro, actualmente en más de un 20%. Con un paro en alza, el PIB se desploma y por tanto el endeudamiento porcentual se incrementa, complicándose aun más el pago de los intereses.
La tercera razón es la velocidad de crecimiento de la deuda pública, que ha pasado de un 36% a un 60% en tan sólo 3 años. La caída en la recaudación fiscal causada por la bajada del PIB y la rigidez de nuestros presupuestos generales calculados siempre en base al año anterior hacen imposible contener el incremento de la deuda.
La cuarta y última razón es la no existencia de una base de inversores nacionales en deuda pública española, lo que nos hace enormemente vulnerables a las turbulencias financieras internacionales.
Las principales soluciones pasan por reformas profundas y estructurales que estén encaminadas a reducir la tasa de paro, dichas soluciones son lentas de implantar y complejas de consensuar entre todos los agentes sociales, por lo que proponemos una serie de medidas que ayudarían a aliviar parte de la actual presión que está sufriendo nuestra deuda pública:
-Limitar las responsabilidades económicas del estado. Los costes de cualquier intervención por parte del estado deberán de ser pagados por los accionistas, bonistas y en último caso por el total del sector financiero
-Impulsar políticas fiscales destinadas a fomentar el ahorro privado, consiguiendo así una reducción del endeudamiento privado
-Incentivar la inversión en deuda pública mediante exenciones fiscales para crear una base estable de inversores nacionales, que actualmente no representa más del 0,77% del total.
-Implementar una presupuestación en base cero y revisar anualmente todos los gastos, comprobando la necesidad de los mismos, justificando cada una de las partidas.

Más información en:http://www.elescaner.com/

¿ Son los Salarios en España demasiado altos?

 ¿Son los salarios altos en España? Sí y nosí en términos nominales, no en términos reales. ¿Y es esto un problema? En una economía cerrada no lo sería, porque las unidades nominales en sí mismas no significan nada. El potencial problema es que no vivimos en una economía cerrada sino integrada con el resto del mundo y que utiliza la misma unidad de cuenta que la zona Euro. Así, aunque los salarios en España no compren más que en el 2001 en términos reales, el producir cosas en España para vender en Alemania sí que es más caro.
Bueno pues ya tenemos algo claro que los salarios si que han subido mucho durante los últimos 10 años aunque no así el poder adquisitivo nacional, pero claro en términos relativos sí que hemos perdido competitividad. A continuación vamos a dar respuesta  a la siguiente pregunta ¿ Son los sueldos en España más altos que en Europa ?.
Para ello voy a remitirme a los datos de Eurostat de donde extraigo por un lado los datos salariales de los distintos países de la zona Euro, pero claro esto no tiene ningún significado si no descontamos los distintos impuestos que se soportan en cada uno de los países cosa que he hecho en el siguiente cuadro. 
Nuestro salario bruto promedio (21.800 euros) es menos de la mitad del de países como Suiza, Dinamarca, Noruega, Reino Unido, Holanda, Suecia o Alemania y considerablemente menor que el de países de un entorno más cercano como Francia o Italia. Pero, ¿esas diferencias tienen de verdad su reflejo en la diferencia en el poder adquisitivo de los ciudadanos de esos países?
Para responder a esta pregunta a parte de descontar el efecto de los impuestos hay que descontar el nivel de precios en cada uno de los países para lo que utilizamos un índice que es laParidad de Poder de Adquisitivo, que es un indicador económico para comparar de una manera realista el nivel de vida entre distintos países, atendiendo al producto interior bruto per cápita en términos del coste de vida en cada país.
Bueno pues a continuación os pongo los resultados que he elaborado a raíz de la aplicación de la Paridad de Poder de Adquisición en cada uno de los países tenidos en cuentas en el estudio que he elaborado.

Y aquí tenemos los tan ansiados y esperados resultados, la verdad es que en cuanto al orden de los clasificados en cuanto a Poder de Compra no hay un cambio importante para España aunque avanzamos un puesto colocándonos por encima de Italia, pero lo que si que se aprecia es que las diferencias se ven reducidas de forma importante de tal forma que nos encontramos prácticamente igual que Francia y ya sí con una diferencia del 40 % con respecto a Alemania y ni que decir tiene que Suiza, Reino Unido, Holanda , ect…., pero en cualquier caso lo que está claro que todo es mejorable pero con respecto al corazón de la zona Euro y países comparables por tamaño de la economía las diferencias no son muchas, salvo con Alemania.

Más información:http://josemiguelduran.com/

¿Quien trabaja más en Europa y cual es el país más productivo?


Cada vez que se habla de trabajo y productividad existe el estereotipo de la eficiencia alemana y la indolencia griega. Se dice que los griegos son unos vagos y que los alemanes son los campeones de la productividad en Europa. Sin embargo, estos datos publicados por la Oficina de Estadísticas Europea, para las horas trabajadas en los 27 países de la Unión Europea dicen otra cosa: los alemanes no son los más productivos de Europa y los griegos no tienen nada de flojos. De hecho son los que más trabajan, como muestra la primera gráfica.
Esta semana dimos cuenta de la falacia del llamado derroche de los países de la periferia, al contrastar los datos para la deuda pública de la eurozona y su variación entre 2000 y 2010. Durante mucho tiempo se ha echado la culpa a este derroche de la actual crisis y resulta que los países más “derrochadores” y que aumentaron significativamente su deuda pública, son Francia y Alemania. Ahora,datos en mano podemos ver quienes son los que trabajan más horas a la semana y quienes son los más productivos.
Cuando nos fijamos en los números reales, los griegos son los mayores trabajadores europeos junto con los austríacos: 43,7 horas por semana frente a 42 horas de los alemanes. España trabaja 41,6 horas a la semana, mientras Francia 41,1 horas. Los italianos están más abajo con 40,5 horas. Los más flojos son los daneses, que trabajan 39,1 horas… Por el lado de la productividad (segunda gráfica) la de Alemania es sólo un 23,7% mayor al promedio de la Unión Europea. En este indicador gana lejos Luxemburgo, con una productividad 89% mayor a la media europea. Le sigue bastante lejos Holanda, con 36,5% superior a la media europea; Bélgica con 34,7%; Francia con 32,7%, e Irlanda con 25,6%. España también está sobre el promedio con una productividad de 7,9%. Puede ver aquí elgráfico interactivo.
Estos datos de Eurostat fueron publicados ayer, durante la reunión de los líderes europeos para rescatar a la moneda única. Las cifras nos muestran que hay mucho de prejuicio cuando se trata a los griegos de flojos, o cuando se dice que los alemanes son los más trabajadores de Europa. Si alguna vez eso fue así, hoy la cosa ha cambiado. Con el lacerante desempleo juvenil que en Grecia llega al 43,5%, es esperable que cualquier griego con trabajo se sienta muy afortunado y que se aferra a ése trabajo con fuerza. Esto también nos aporta datos sobre el deterioro que vive parte importante de la población europea.
Más información | EuroStat
Imágenes | Eurostat

¿Quién tiene la culpa de las malas cifras de empleo?


El Gobierno de España ha echado balones fuera y culpa directamente a las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos del mal dato de empleo del mes de septiembre, el peor desde que se tiene serie histórica.
Según el Gobierno, la subida brutal del paro en el mes de septiembre tiene mucho que ver con el aumento en 15.200 parados que desempeñaban su trabajo en servicios públicos prestados por las Comunidades y Ayuntamientos. Es decir, los recortes de gasto público se trasladan directamente al empleo.
También destacan que 19.000 personas que han engrosado las cifras de empleo son demandantes primerizos, es decir, gente que busca trabajo por primera vez. Aquí, menos mal, no han echado la culpa a los ciudadanos por querer trabajar.
Me parece bastante gracioso que por un lado se exija a las Comunidades que recorten sus presupuestos, pues hay que cumplir los objetivos de déficit, y luego digan que la culpa de que suba el paro es de estas, ya que están destruyendo empleo.
Por supuesto que se sabía que si las Comunidades se apretaban el cinturón se iba a destruir empleo y el ritmo de crecimiento económico se iba a ralentizar. Hay que elegir el mal menor y apechugar con la decisión.
De todas formas, si sumamos las cifras de los despedidos por las administraciones y los nuevos demandantes de empleo todavía queda lejos de las cifras de crecimiento de paro presentadas hoy. De hecho saldrían unas cifras muy parecidas a las del año pasado, que no fueron ni mucho menos buenas. Seguimos en la senda equivocada.


Más información En el Blog Salmón.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Navidad y crisis

Este año se nota que hay menos iluminación navideña en las calles, que la gente lleva menos paquetes de regalos en las manos, se ven muchos comercios que han cerrado... Contrasta el recuerdo de años anteriores cuando parecía que estas fiestas eran sinónimo de consumo convertido en consumismo. En realidad no era que la Navidad se hubiera desvirtuado y transformado en la “fiesta del derroche”. Ahora la crisis, en su faceta económica, ha puesto de manifiesto que colectivamente hemos vivido unos años de obsesión consumista permanente, no solo en estas fechas de diciembre, sino ¡todo el año! 

Mientras, la Navidad como celebración del nacimiento de Jesucristo, sigue su curso a través de las cambiantes circunstancias de la historia. Y no es una celebración repetida, como si se tratara de ver otra vez una película que ya hemos visto. Es una celebración renovada, que se hace nueva cada vez que se celebra. Dice Benedicto XVI: “Viene Dios, nuestro Salvador”. No es el pasado —Dios ha venido— ni el futuro, —Dios vendrá—, sino el presente: "Dios viene". Si falta Dios, falla la esperanza. Todo pierde sentido”. 

Hasta ahora en nuestra sociedad hemos consumido por encima de nuestras posibilidades. Esto es insostenible en un mundo con 7 mil millones de habitantes. A nivel ecológico conlleva una macro explotación irracional de los recursos naturales del planeta y a una contaminación insoportable. Y lo que es más grave: el excesivo consumismo en los países desarrollados es una injusticia y una de las causas que obliga a millones de hombres y mujeres, en el llamado tercer mundo, a sobrevivir en la indigencia incompatible con su dignidad de seres humanos. 

Moderadamente, les desea: ¡Feliz Navidad!

¿Quién se está forrando con el ataque al euro?

La historia siempre se repite. En la crisis del 29, en la asiática, en la de las subprimes… Siempre hay millonarios avispados que juegan fuerte y ganan mientras parece que el resto del mundo se hunde. En la crisis del euro todos miran a cuatro o cinco fondos de inversión. Se los presentamos.

 `A la yugular´. Ese es el lema de John Paulson, el mayor especulador del mundo. El hombre que ganó demasiado. Así lo bautizó la prensa financiera cuando se enteró de su existencia. ¿Cuánto es demasiado? ¿Qué tal 4000 millones de dólares de una tacada? Paulson apostó a que las hipotecas basura eran eso... basura. Y ganó. Corría el año 2007 y los bancos de inversiones pasaban por la picadora créditos hipotecarios con un sospechoso tufo a impago hasta convertirlos en apetitosas derivadas; las embuchaban como si fueran salchichas y las agencias de calificación las etiquetaban con la Triple A, el equivalente a la Q de Calidad. Algo olía a podrido en Wall Street, aunque solo unos pocos alertaron al mundo. Hoy esos pocos, como Nouriel Roubini, son celebrados como profetas. Pero hubo otros que también estaban con la mosca... Sin embargo, no lo anunciaron a los cuatro vientos. Callaron y actuaron. Por ejemplo, Mike Burry, un tipo poco sociable con un ojo de cristal que dejó la carrera de Medicina para convertirse en analista de mercados sin tener un diploma, un máster, un curso, algo... Y que desde 2005 compró seguros contra el impago de esas hipotecas. A toneladas. Unas pólizas que le aseguraban una indemnización brutal si la burbuja estallaba antes de 30 años. Solo tuvo que esperar dos. O, por ejemplo, John Paulson, otro llanero solitario. Se jugó sus cuartos y los de sus clientes a que el mercado petaba. Y petó. Cuando vio su oportunidad, Paulson solo murmuró «a la yugular», emulando la sentencia legendaria de George Soros, el viejo lince, cuando en 1992 acorraló al Gobierno británico y lo obligó a devaluar. Soros llenó entonces el depósito de su fondo –Quantum Fund– con un chorro de libras esterlinas bombeado por el Banco de Inglaterra. ¿Cuánto le pongo? Mil millones.

Hoy, la historia parece repetirse. Como si los astros se alineasen. ¿Cuánto puede resistir Grecia? A Atenas solo le queda dinero para pagar las pensiones y sueldos este mes. ¿Qué pasará si el Parlamento alemán se niega a aprobar el segundo rescate? ¿O si el FMI cierra el grifo? ¿La quiebra está cantada? ¿Arrastrará a Portugal e Irlanda? ¿Zozobrará Italia? ¿Y si la deuda española se dispara por encima de los 600 puntos básicos, el umbral de no retorno? ¿Y si –glups– cae España? ¿Quién será el guapo que la rescate? ¿Se desplomará el euro? ¿La Unión Europea será papel mojado? Los supersticiosos dicen que octubre es un mes nefasto y recuerdan el jueves negro de 1929 y el lunes negro de 1987. Son momentos febriles. En 1994, los capitales golondrina invertidos en la deuda de México huyen y toda América Latina se sume en la depresión. A veces son inesperados. Una moneda tan irrelevante como el baht tailandés se hunde en 1997 y Asia entera se desmorona. Otras, como ahora, todo el mundo aguarda a que algo suceda. Ha llegado la hora de la verdad. Pero si se consuma el cataclismo, lo único seguro es que casi todos perderemos. Y unos pocos, poquísimos, sacarán tajada. A lo grande.

¿Quiénes son esos pocos? Los gobiernos de la Unión Europea los señalan con el dedo. Son los especuladores. El problema es que la palabra especulador es vaga. Concretemos: son los fondos de inversión libre o fondos de cobertura (hedge funds en inglés). Despachos privados que gestionan el dinero de inversores selectos utilizando estrategias poco ortodoxas y que a la mayoría de los mortales nos suenan a chino: en especial la venta en corto (short-selling), los seguros de impagos o CDS (credit default swaps) y los apalancamientos agresivos. A diferencia de los bancos de inversiones, los hedge funds están muy poco regulados y apenas tienen obligación de suministrar información a las autoridades. En contrapartida, sus gestores suelen ser más avispados y cautos que los banqueros. Por dos razones: 1) no solo se juegan el dinero de sus clientes, también capital propio; 2) si meten la pata, nadie les va a echar un cable; en cambio, los gobiernos sí suelen rescatar a los bancos que se han metido en líos.

 A ojos de la UE, los managers de estos fondos son los malos de la película. Estos se defienden aduciendo que no tienen la culpa de que un país vaya mal. El combate entre ambos es a cara de perro. Grecia habría entrado en bancarrota hace tiempo si no fuera por el empeño de algunos gobiernos y del Banco Central Europeo. Incluso se ha movilizado a los servicios secretos. El CNI lleva más de un año investigando las presiones especulativas sobre la deuda española. Y también la trompetería de los medios anglosajones, que siembran dudas sobre la viabilidad del euro; dudas que no vienen mal a las maniobras de los especuladores. El espionaje griego destapó los tejemanejes de varios fondos contra el bono heleno; entre ellos, Brevan Howard (británico), Moore Capital y Paulson & Co. (estadounidenses).

Pero no hace falta ponerse gabardina y gafas de sol para espiarlos. Basta leer la prensa salmón. Financial Times cuenta que John Paulson lleva desde octubre de 2009 buscándole la yugular a la deuda griega, justo cuando se confirmó que el Gobierno había falseado las cuentas. Y mantiene un equipo de 30 analistas dedicados a preparar el hachazo. Al olor de la sangre acudieron otros (Hayman Advisers, Matrix Group, Fidelity) y las apuestas se doblaron. Ya no solo iban contra Grecia. La pieza más codiciada era el euro. The Wall Street Journal destapó en febrero de 2010 una comida de negocios en Nueva York entre los representantes de las principales gestoras; entre ellas, Steven Cohen (SAC Capital) y David Einhorn (Greenlight). Se habrían propuesto un objetivo: la paridad del euro frente al dólar. Todavía no lo han conseguido (al cierre de este reportaje el euro se cotiza a 1,36 dólares). Y aunque los diez mayores fondos ganaron 28.000 millones de dólares en el último semestre de 2010, este año no está siendo bueno. Siguen al acecho. Pero Europa se les resiste.

Para entender cómo pretenden forrarse hay que hablar de toros y de osos. Los mercados alcistas son toros (bull markets). Los inversores tradicionales también lo son: toros bravos y optimistas que invierten en un valor con la esperanza de que suba y obtener dividendos. Los mercados bajistas son osos (bear markets). ¿Cómo diablos ganar dinero cuando la Bolsa española ha perdido la mitad de su valor desde 2007? Respuesta: siendo un oso. Un oso huraño y pesimista. Que apuesta a que la cosa va a empeorar. Una herramienta es la venta en corto. Funciona de una manera maquiavélica. El especulador apuesta a que el precio de determinadas acciones bajará y busca beneficiarse de esa caída. Se trata de acciones que, por cierto, ¡ni siquiera posee! Así que las pide prestadas y paga una compensación para que le dejen negociar con ellas. Luego las vende al precio que marca el mercado con el compromiso de recomprarlas al cabo de un tiempo. El especulador cruza los dedos y espera a que su vaticinio se cumpla y las acciones bajen en el plazo acordado. Si esto sucede así, las recompra –se denomina cerrar la posición– y se embolsa la diferencia. Pero si las acciones suben, se pilla los dedos y le toca apoquinar. Por último, las devuelve al prestamista. ¿Cómo se logra que bajen las acciones sí o sí? Pues una ayudita nunca viene mal. Por ejemplo, esparciendo rumores que minen la confianza. Por eso varios gobiernos han prohibido la venta en corto; entre ellos, el español. Pero el veto se levanta el 30 de septiembre.

Otro zarpazo perverso es contratar seguros por impago. Los especuladores olfatean la debilidad de un país y apuestan a que la prima de riesgo va a subir. Compran seguros de impago de su deuda, aunque no tengan bonos. «¿Se imagina asegurando la casa del vecino? Por muy bien que le caiga, si la casa se incendia, usted gana –ironiza el analista James Rickards–. Si es preciso, le prenderá fuego usted mismo».
Carlos Manuel Sánchez